Comienza nuestro viaje por un país fascinante, Myanmar, 8 días en los que visitamos Yangon, los templos de Bagan y Mandalay, la segunda ciudad del país, alrededor de la cual se encuentran varias de las antiguas capitales del país.
Llegamos a Yangon en un vuelo desde Kuala Lumpur de algo más de dos horas. El aeropuerto de Yangón no es muy grande y pasamos rápidamente el control del pasaporte y del visado (que llevábamos desde España). Tras cambiar dinero, cogimos un taxi con el precio cerrado en el mostrador para que nos llevara a nuestro hotel, que estaba en el centro, muy cerca del mercado Bogyoke. El precio fue de 8.000 kyats (unos 5 euros).
Mientras íbamos en el taxi nos fijamos en una de las curiosidades del país, la inmensa mayoría de los coches tienen el volante a la izquierda aunque se conduce por la derecha como en España. Esto es debido a que hasta hace unos años se conducía por la izquierda pero la dictadura de un día para otro decidió cambiarlo para apartarse del legado británico colonial. Consecuencia: todos a conducir por la derecha con coches inadecuados para eso.
Tras dejar las cosas en la habitación, desde la que se veía la Shwedagon Pagoda a lo lejos, nos indicaron donde podíamos comprar los billetes de autobús para ir dos días después a Bagan y nos dieron el nombre de una agencia cerca del estadio de Yangón. Salimos a dar una vueltecilla por la zona del hotel para irle cogiendo el pulso a la ciudad y lo que vimos nos recordó mucho a algunas ciudades de la India que habíamos visto 2 años antes: muchos puestos en la acera, la gente, el olor regularcillo de las alcantarillas, etc.
Nos acercamos hasta la Sule Pagoda, una de las pagodas más importantes de Yangón y que está enclavada en una rotonda!
Pese a ello se respira una gran tranquilidad dentro de ella. La calle que desemboca en la pagoda está llena de edificios coloniales y aunque algunos están hechos polvo otros ya están restaurados y pintados, lo que nos hizo pensar que cuando los restauren todos quedará una zona muy bonita. Nos encantó el ambiente de religiosidad que se respiraba y estuvimos un rato sacando fotos y hablando con una niña pequeña que se nos acercó y a la que le llamábamos la atención. La entrada nos costó 3.000 kyats a cada uno.
Cuando salimos de la pagoda estaba empezando a anochecer y nos fuimos a comer algo cerca del mercado Bogyoke, en una especie de local que sirve sandwiches, y por 12.000 kyats tomamos un curry y un sandwich con patatas fritas, caro pero no teníamos ganas de buscar mucho más.. Cuando salimos nos encontramos que estaba lloviendo a cántaros, parece que es algo normal en Yangon en esta época a última hora del día. Mientras esperábamos a ver si paraba vimos como algunos yangoneses aprovechaban para lavarse los pies con el chaparrón.
Como no paraba nos cogimos un taxi hasta el hotel, aunque estaba a 5 minutos, porque si no íbamos a acabar chorreando.
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