DÍA 14: NOS VAMOS A KERMAN

Comenzamos el día con lo que ya se ha convertido en una rutina para nosotros: dejamos el hotel, cogimos un taxi hasta la estación de buses y a esperar un poco hasta la salida. A estas alturas ya os hemos comentado como funciona lo de los buses en Irán. Es imposible perderse porque ya se te acercan los empleados de las compañías y ya te dicen cual es tu anden.

Y luego…. mucha paciencia, porque saldrás con 40 minutos de retraso mientras siguen voceando el nombre del destino por la estación por si alguien se ha despistado y no se ha dado cuenta de que pasa casi una hora de la hora de salida (esto último es ironía). Al poco de salir hacemos la consabida parada en una tienda para que el empleado de la compañía compre los zumos y galletas que nos van a repartir. Como ya hemos escarmentado a estas alturas del viaje, nos habíamos comprado el día anterior algo de embutido para hacernos unos bocadillos que nos comimos durante el trayecto de unas 7 horas hasta llegar a Kerman, a donde llegamos a eso de las 5 de la tarde.

Cogimos un taxi hasta nuestro hotel, el Hezar Hotel, un tres estrellas muy correcto y limpio, aunque un poco desangelado. De hecho creo que eramos los únicos huéspedes que había en el hotel en ese momento, puesto que la mayoría de turistas que llegan a Kerman acaban alojándose en el Akhavan, aunque nosotros optamos por este hotel porque en 20 minutos andando estábamos en el centro de Kerman, mientras que el Akhavan queda más alejado y es necesario coger un taxi para moverte.

Una vez instalados salimos para conocer un poco la ciudad y nos dirigimos hacia la zona centro donde se encuentra el bazar. Por el camino nos llamó la atención un grupo de gente muy arreglada con tonos oscuros que charlaba en la calle delante de un local muy arreglado y con coronas de flores en la acera ¿sería lo que pensábamos? Pues sí, un tanatorio. Fue extraño y al mismo tiempo lógico ver como ciertas cosas funcionan igual que en España.

El bazar nos sorprendió gratamente porque nos encontramos con una zona del bazar con una forma diferente a lo que habíamos visto hasta ese momento, porque básicamente es alargado, una larga calle techada que de vez en cuando se abre a pequeñas placitas muy coquetas, y todo ello en un entorno muy cuidado.

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Tan solo fue una primera toma de contacto con la ciudad pero nos causó muy buena imprensión, quizás porque Kermán era la ciudad de la que, a priori, sabíamos menos y de la que nos fuimos con un gran recuerdo.

De vuelta al hotel paramos en una frutería a comprar algo de fruta y unas ensaladas en un supermercado para la cena, y como no teníamos desayuno en este hotel nos compramos también galletas y leche para desayunar en la habitación al día siguiente.

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