ETAPA 17: DELHI

A las 8: 30 de la mañana arrancamos para Delhi. Son 200 km y hay dos opciones: 4 horas por carretera india normal o 2 horas por la moderna autopista de peaje inaugurada hace poco. Le dijimos a Kamal que preferíamos ahorrar tiempo e ir por la autopista, pero que no se preocupara porque nosotros pagábamos el peaje, unas 600 rupias, que es carísimo para la India. Por eso la autopista estaba practicamente desierta, y es que es una autopista como cualquiera de las que nos podemos encontrar en Europa, pero inaccesible por su precio para la mayoría de los indios.

Llegamos a nuestro hotel en Delhí a eso de las 11 y nos despedimos de Kamal con mucha pena. Había sido un estupendo compañero de viaje y lo habíamos pasado muy bien.

Nuestro hotel,, el Astan Sarovar Portico, un hotelito pequeño pero moderno y como un 4 estrellas español por dentro, no estaba muy cerca del centro pero teníamos la ventaja de que delante de su puerta había una entrada del metro, que nos dejaba en el centro a unas pocas paradas.

Os explico como funciona el metro de Delhi:hay que comprar una ficha que pasas por el lector del torno cuando entras y que echas en una ranura del torno cuando sales. Cuando compras la ficha tienes que decir a que estación vas, porque el precio varía en función del destino. De todas formas el metro es baratísimo y muy moderno, y una de las mejores opciones para desplazarse por la ciudad.

Resulta que cuando salimos en el centro nos encontramos con que estaba cayendo el auténtico diluvio universal. Ahí teníamos el monzón que no habíamos visto por ningún lado todavía. Estuvimos con otra gente esperando a que dejara de llover durante más de media hora pero no había forma y caía de lo lindo. Así que decidimos cambiar de planes y con la que estaba cayendo decidimos meternos en el museo nacional a ver si paraba de llover. Como en una de estas se acercó un tuk tuk, conseguimos esquivas toda el agua que inundaba la calle y llegamos al museo. Pero fue un gran error, el museo es decepcionante, se trata de un museo desangelado, pobremente iluminado, con salas que olían a orín y bastante destartaladas, sin letreros en muchas piezas… en fin, que salimos de allí pitando, aprovechando que había dejado de llover. Pasamos por delante de la puerta de la India y por las avenidas arboladas pobladas de unos monos de tamaño considerables que se paseaban por la acera, lo que hizo que cambiáramos prudentemente de acera.

Cogimos un tuktuk y fuimos a la zona de Conaught Place, la gran plaza circular que es una de las principales zonas comerciales de Delhi. Como ya era tarde allí comimos unos trozos de pizza en un pequeño local y estuvimos viendo la zona: allí se encuentran las tiendas de firmas como Adidas Lacoste y otras firmas internacionales, pero también puestecillos callejeros que venden cojines, pañuelos, pulseras y de todo, con lo que es un buen lugar para comprar cosillas y regalos.

Decidimos aprovechar lo que nos quedaba de tarde yendo a visitar la tumba de Humayun, un gran mausoleo mogol, antecesor del Taj Mahal. Se encuentra en un bonito parque, junto con la tumba del barbero del emperador y alguna más que también están en el recinto. Aquí si había bastante gente viendo el monumento, que resulta muy bonito con su combinación de mármol blanco y arenisca roja. La tumba del barbero, octogonal, está un poco más abandonada aunque conserva parte de su antiguo esplendor. Como empezaba a anochecer nos tomamos algo y nos fuimos para el hotel, que al día siguiente íbamos a visitar todo lo que nos quedaba de Delhi.

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