ETAPA 16: AGRA

Tras pegarnos un buen madrugón, nos preparamos para ver el Taj Mahal. Nos comimos unas manzanas que habiamos comprado porque el desayuno aún no se había abierto en el hotel, así que desayunaríamos a la vuelta.

A los 5 minutos llegamos al lugar donde se sacan las entradas. Son las más caras de la India: 750 rupias, pero merece la pena. Te dan una botella de agua y unas fundas de plástico que te debes de poner en los pies cuando llegas a la plataforma de mármol del Taj Mahal. Desde las taquillas salen pequeños cochecillos gratuitos de 6 plazas (no hagáis caso de los ofrecimientos de los ciclorikshaw, no merece la pena) que te llevan más hasta un punto desde el que ya sigues andando unos minutos hasta que llegas a la entrada del recinto del Taj propiamente dicho. A partir de aquí no se que deciros que no hayáis leído en algún lugar o visto en la tele. Solo que el Taj es tal como os lo habiais imaginado, no os decepcionará para nada: es enorme, grandioso y muy hermoso. Nosotros tuvimos la suerte de que estaba un día de sol precioso, eso sí eran las 6:30 de la mañana y ya había 25 grados y un bochornazo tremendo. La primera imagen del Taj a través del arco de la entrada ya es una pasada, y luego estuvimos sacando fotos sacando el Taj con sus jardínes y la famosa foto en que sale reflejado en el agua del estanque, aunque para eso tuvimos que pelear duramente con las hordas de turistas que iban llegando y con algún fotógrafo indio que tenía monopolizado el sitio para sacar sus fotos de pago a los turistas.

Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra

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Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra

Mientras estábamos allí aparecieron una pareja de béticos que despegaron una bandera del centenario del Betis para sacarse una foto con el Taj de fondo, pero llegó el policía de turno y les quitó la bandera y les obligó a borrar la foto delante suya. Aunque le dijimos que era un equipo de futbol el policía que nada de nada y que no se permiten fotos de ningún tipo en el Taj Mahal con ninguna bandera. Menos mal que nosotros les habíamos sacado una también y él no lo vio, así que se lo dijimos a los béticos y luego se la mandamos por correo electrónico. Resulta que están haciendo una serie de fotos de “béticos por el mundo” y allí donde van se llevan su bandera. Luego los hemos visto por internet en Japón, Egipto… y siempre con su bandera del Betis, unos cachondos los tios.

Estuvimos casi tres horas en el recinto del Taj Mahl, no sé ni cuantas fotos sacamos pero no te cansas deadmirarlo. Sin duda es el monumento más hermoso e impresionante que hemos visto nunca. En el interior está estrictamente prohibido sacar fotos y hacen que vayas circulando para que no se apelotone la gente. Los medio guardias, medio guías, tienen pequeñas linternitas con las que apuntan a las piedras incrustadas en el mármol que brillan en la oscuridad al ser alumbradas.

Por la parte de atrás hay unas bonitas vistas del río Yamuna, aunque también puedes ver como el recinto por el lado del río está vallado y alambrado para prevenir posibles ataques terroristas, aunque eso a los monos no parece importarles, porque había unos cuantos pululando por ahi.

A eso de las 9:30 y con gran pena salimos del recinto y nos fuimos a desayunar al hotel, que estábamos muertos de hambre.

Una vez repuestos nos fuimos a ver el fuerte de Agra, una recinto enorme de color rojo, que es al mismo tiempo fortaleza y palacio y el lugar donde el Sha Jahan pasó sus últimos años encerrado por su hijo, contemplando el Taj Mahal. Es un recinto enorme, así que comprad agua antes de entrar porque dentro no hay donde hacerlo. Nosotros no lo hicimos y casi nos da algo con el calor que hacía. El fuerte tienen unas bonitas vistas del Taj y el río Yamuna, además de bonitos patios y recintos construidos para el disfrute de la corte.

Fuerte de Agra
Fuerte de Agra
Fuerte de Agra
Fuerte de Agra
Fuerte de Agra
Fuerte de Agra

Cuando salimos de visitarlo nos fuimos a comer a un sitio cercano, y ya por la tarde visitamos la tumba de Itimad, también conocida como el Baby Taj, construida como él, toda de mármol y a la orilla del río, aunque de menor tamaño y menos detalles ornamentales. De todas formas es preciosa y además había muy poquita gente viéndola, con lo que pudimos sacar fotos a nuestras anchas.

Tumba de Itimad, Agra
Tumba de Itimad, Agra
Tumba de Itimad, Agra
Tumba de Itimad, Agra

Luego Kamal nos llevó al otro lado del río para que pudieramos sacar fotos del Taj desde ese lado. Existen unos jardines de pago desde donde también se pueden sacar fotos, pero si no entras en ellos y sigues el camino que va hasta el río puedes sacar unas fotos chulísimas y totalmente solos del Taj al otro lado del río. Dicen que el Yamuna está muy contaminado aunque a mí no me lo pareció, aunque supongo que solo es eso, apariencia, pero las fotos quedan muy bonitas, la verdad.

Taj Mahal, Agra
Taj Mahal, Agra

Como aún nos quedaba algo de tarde le dijimos a Kamal que nos acercará hasta la mezquita de Agra. Él no la conocía, porque parece que los hindúes no sienten mucho aprecio por los monumentos musulmanes y no sabía muy bien por donde quedaba, pero tras preguntar un par de veces dimos con ella en el casco antiguo de Agra, en la zona del mercado. Agra es una ciudad con el 50% de su población musulmana, pero su gran mezquita está un poco hecha polvo. Cuando entramos en el recinto un hombrecillo nos dio unas prendas para cubrirnos las piernas, aunque como ya os he dicho las mezquitas no son cerradas, sino que son abiertas, siendo los lugares de oración el gran patio al aire libre. El hombre nos fue explicando un poco su historia, mientras nos quemábamos las plantas de los pies en el suelo abrasado por el sol. La mezquita está hecha polvo y necesita una buena restauración, aunque el hombre nos dijo que el gobierno solo se preocupa de los monumentos hindúes y que no cuidan los musulmanes. Le dimos un “donativo” de 200 rupias para la mezquita y de ahí nos fuimos a una tienda de mármol, de las que abundan en la ciudad, porque queríamos comprarnos alguna cosilla de recuerdo. Finalmente nos compramos un elefantito bastante pesado de mármol con piedras incrustadas con la técnica del Taj Mahal. Como ya eran casi las 7 decidimos volver al hotel, disfrutamos un poco de su piscina, totalmente vacía, y nos refrescamos. Para cenar habíamos quedado con Kamal. Al día siguiente llegábamos a Delhi y nos despedíamos de él, así que íbamos a cenar juntos porque queríamos invitarlo como agradecimiento por su simpatía. Fuímos a un restaurante que conocía él y pasamos una cena muy agradable, aunque para él un poco insípida porque en atención a nosotros había pedido que nos pusieran platos con pocas especias, el pobre no disfrutó mucho de la cocina.

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