Había llegado el día, hoy dejábamos Myanmar con pena, y salíamos hacia Bangkok, un poco preocupados por el tema del atentado, pero que le íbamos a hacer, si hay que ir se va.
Contratamos el taxi hasta el aeropuerto en el hotel por 18.000 kyats. El trayecto es bastante largo, unos 40 minutos, y el aeropuerto de Mandalay está bastante desangelado. Nosotros volábamos con Bangkok Airways y nos dieron un ticket que te permitía tomar un plato de noodles o una hamburguesa y una bebida en un local con mesas que tiene la compañía (y en el vuelo te vuelven a dar comida). Gastamos nuestros últimos kyats en las tiendas bastante caras del aeropuerto y nos despedimos de un país que nos había encantado por lo que habíamos visto pero sobre todo por su gente maravillosa.
Lo mejor: la amabilidad de la gente y el patrimonio del país.
Lo peor: las malas comunicaciones e infraestructuras .
Nuestro siguiente destino será Bangkok. En dos días intentaremos ver todo lo que podamos de una de las principales capitales turísticas de Asia.