Hoy era nuestro último día en Irán. Nuestro vuelo hacia Dubai salía por la tarde y por la mañana, como no quedaba lejos, nos fuimos a ver la antigua embajada americana, la que fue asaltada en la famosa crisis de los rehenes cuando se produjo la revolución.
No tardamos mucho en llegar y en 20 minutos estábamos contemplando sus muros decorados con alusiones y mensajes hostiles hacia los Estados Unidos.
El recinto de la embajada es realmente enorme puesto que tiene una gran cantidad de terreno. En la actualidad parece que hay alguna especie de museo en ella pero cuando fuimos estaba cerrada. De todos modos parece que los iraníes de a pie no le hacen mucho caso y parecen haber pasado pagina. Otra cosa son los gobiernos.
Tras comer en un restaurante de una calle cercana, aunque poca cantidad y con un precio elevado para ser Irán, regresamos al apartahotel para recoger las maletas y despedirnos de la dueña, una mujer encantadora que se desvivió por ayudarnos y que en cuanto entraba en el edificio se quitaba el pañuelo de la cabeza.
Nuestro vuelo salía a las 19:00 horas y a eso de las tres salimos hacia el aeropuerto, con tiempo de sobra, pero tened en cuenta que el aeropuerto Iman Khomeini queda bastante lejos y hay tráfico con lo que te puede llevar casi una hora llegar. Esperamos un poco hasta poder facturar y nos tomamos, ahora sí, el último zumo de melón.
Atrás quedaban 19 días por un país fantástico, con gente maravillosa y encantadora, con un patrimonio cultural increíble y que merece mucho más que esa injusta mala fama con la que siempre se asocia.
¿Volveremos alguna vez? Puede ser, aún nos queda la zona del Kurdistán, Mashad, el zigurat de Choga Zanbil cerca de Irak, Kermanshah…y ganas no nos faltan.
Esperamos que este diario os anime a viajar a Irán y a no tener prejuicios sobre este increible país.
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