ETAPA 20: VARANASI

Como ya sabíamos que estaba todo inundado nos preguntamos que íbamos a hacer hoy, sin poder visitar ningún ghat, así que empezamos el día acercándonos a Sarnath, una localidad situada a 10 km de Varanasi, famoso porque fue el lugar donde Buda dio su primer discurso y que es un centro de peregrinación para todos los budistas. Cogimos un tuktuk para acercarnos hasta allí y visitamos el parque arqueológico. No queda mucho que ver, porque apenas quedan restos de las innumerables stupas que en su día estuvieron levantadas ahí, aunque sí se conserva la gran stupa, aunque estaba parcialmente tapada por andamios. Había una gran cantidad de peregrinos de Sri Lanka, que habían llegado en una excursión, todos eran mayores e iban vestidos de blanco, y se sacaban sus fotos por turno riguroso en el lugar más sagrado de Sarnath. Charlamos un poco con ellos y después nos fuimos a ver el pequeño museo arqueológico de Sarnath, que sí merece mucho la pena. En él se encuentran todas las esculturas y relieves recuperadas en el recinto y, sobre todo, la pieza estrella, la columna de Ashoka, que se ha convertido en uno de los símbolos de la India, y que figura en sus billetes. Al museo no se puede entrar con cámaras ni móviles, no sabemos muy bien por qué. Lo primero que uno se encuentra al entrar es la columna de Ashoka y luego hay dos salas, la de la derecha dedicada al arte budista, con espléndidas esculturas de Buda y la de la izquierda al arte hinduista. El museo es pequeñito pero es muy interesante y nos dejó con muy buen sabor de boca.

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Dejamos Sarnath después de ver un templo budista moderno que estaba muy cerca y regresamos a Varanasi.

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Nos fuimos a ver el templo Laksmi, situado dentro de la universidad de Varanasi, que es enorme, el Durga temple o templo de los monos y el templo de la Madre India, que tiene en su interior un gran mapa de mármol de la India en relieve.

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Como ya era la hora de comer volvimos hasta el hotel y comimos algo en el centro comercial de al lado. La tarde la íbamos a dedicar a ver lo que pudieramos de la Varanasi inundada. Cogimos un tuktuk y fue bajarnos en la calle principal y empezar a llover bastante, así que nos refugiamos donde pudimos hasta que parara un poco. Luego seguimos aunque nos empapamos bastante de todas formas. Como ya os he dicho Varanasi es un auténtico caos, con calles no muy anchas abarrotadas de gente, tuktuks, bicicletas, perros, búfalos y vacas, todos en muy poco espacio. Vida no se puede decir que no tenga la ciudad. Llegamos otra vez hasta el final de la calle, hasta donde llegaba el río y donde seguía la gente apelotonada, con alguno bañándose ahí, a falta de ghats. Esta vez nos dimos cuente de que justo al lado está la entrada al Jantar Mantar de Varanasi, el observatorio astronómico creado por el emperador, copia del que ya habiamos visto en Jaipur, y que también hay en Delhi. Éste está muy hecho polvo (está todo decrépito y sin restaurar) pero lo bueno es que está en la azotea de lo que fue un pequeño palacio y desde ahí se pueden ver unas buenas vistas del Ganges y de los ghats, es decir, del Ganges, porque desde ahi pudimos apreciar la crecida del rio y como absolutamente todos los ghats estaban bajo el agua, porque el río había subido unos 10 metros. El río bajaba con una gran corriente y no se permitía a las barcas salir al río ni se podía celebrar la ceremonia nocturna de todos los días.

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Sacamos unas fotos desde ahí y nos lamentamos de nuestra mala suerte, así que volvimos a callejear por las estrechas callejuelas de Varanasi. Vimos vacas, santones, guiris sin saber muy bien por donde ir e infinidad de tiendas que venden desde té hasta infinitas figuras religiosas. Tanto callejeamos que nosotros también nos perdimos, asomamos calles inundadas que desembocaban en ghats sumergidos y acabamossaliendo otra vez a la calle principal. Esta vez tiramos hacia la derecha, y nos metimos por un interminable bazar de piezas de cocina y de todo tipo de cosas, mientras la gente nos miraba curiosa, se ve que hasta allí no llegaban muchos turistas. La verdad es que ya no sabíamos muy bien hacia donde quedaba el Ganges, así que tiramos para delante hasta que por fin asomamos a otra calle principal. Cuando llevábamos un rato andando por ella vimos una procesión que llevaba un muerto, asi que dijimos que esa era la nuestra y nos dispusimos a seguirla, pero nunca vimos a un muerto que fuera a tanta velocidad, iban tan rápido que acabamos perdiéndolo.

Ya eran las siete de la tarde.volvía a llover y teníamos los pies destrozados, así que llegamos a la calle principal dispuestos a coger un tuktuk para volver al hotel. Antes todavía vimos como acaba por los suelos un chaval en bici, al que había tirado un tuktuk, sin que nadie le hiciera ni caso, y como irrumpía de una bocacalle un búfalo totalmente cabreado no se por qué, lo que hizo que todo el mundo se apelotonara hasta que se calmó. Así es la India, y así es Varanasi: 400 personas, 15 bicicletas, 10 tuktuks,3 vacas, un búfalo cabreado, unos perros, se mezcla bien en una calle, se agita y a vivir…

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