DÍA 7: MANDALAY, INWA Y AMARAPURA

Hoy íbamos a realizar nuestra ruta por las antiguas capitales que están en los alrededores de Mandalay: Sagaing, Inwa y Amarapura. Después de desayunar en el hotel, salimos y enseguida paró un taxi con el que nos pusimos a negociar y llegamos a un acuerdo por 24.000 kyats para hacer el recorrido además de visitar algún sitio más de Mandalay.

Nustra primera parada fue para ir en Mandalay ciudad a la Mahamuni Paya, donde se encuentra uno de los Budas más venerados de Mandalay, al que la gente como ofrenda le pega pequeñas laminas de oro, hasta el punto de que su cuerpo ya está totalmente deformado por la gran cantidad de oro que tiene encima. Nos gustó mucho la visita porque es espectacular la devoción que muestra la gente hacia este Buda y se respirá un ambiente de gran religiosidad en todas las familias que acuden. Las mujeres no pueden acceder al Buda, solo los hombres pueden hacerlo, y tienen que verlo desde fuera (hay pantallas de televisión que lo enfocan para poder verlo de cerca).

 

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Cuando accedes al Buda puedes ver con detalle los kilos y kilos de oro que tiene encima, aunque no se pueden sacar fotos desde el estrado.

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Hay fotos expuestas del Buda en diferentes años para que puedas ir apreciando como ha ido cambiando su figura con las ofrendas.

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El barrio donde está la Mahamuni Paya es el barrio de los canteros y artesanos, y nuestro taxista nos preguntó si queríamos ir a ver alguna tienda, le dijimos que no, y entonces nos llevó a una zona lleno de residencias para monjes, y donde todos los días a las 10:00 se puede ver el desfile de los monjes para pedir comida. Como ya eran las 11:00 y nos lo habiamos perdido nos tuvimos que conformar con dar una vuelta y ver el día a día de los monjes: lavando, paseando y charlando entre ellos. De ahí fuimos hacia la primera de las antiguas capitales, Sagaing, una colina plagada de stupas y con un gran templo en su parte más elevada. Allí estuvimos viendo algunos de los templos y stupas y admirado las vistas que hay del río y de la ciudad desde arriba.

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A continuación bajamos la colina y paramos un momento en un templo con unas bonitas vistas sobre el río, a continuación cruzamos el río por el puente antiguo hasta el embarcadero desde donde se coge la barca que te cruza hasta Inwa.

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Al lado del embarcadero hay un pequeño local para comer donde paramos todos los turistas que cogemos la barca. Nos tomamos unos refrescos y unos platos de verdura y nos fuimos para el embarcadero. Allí soportamos el asedio de un grupo de chicas que vendían pulseras y collares hechos con piedras. Cogimos la barca motora que en apenas unos instantes te cruza al otro lado del río, donde te están esperando una gran cantidad de carros de caballos para que hagas el recorrido con ellos. Aquí hay toda una mafia montada, con un fulano que dirige el cotarro y que establece la tarifa única y distribuye a la gente en los carros.
El recorrido dura algo más de una hora, y van parando en los lugares más llamativos. Se trata de una zona muy rural y pobre, sin caminos asfaltados y barro, con lo que no hay mucha alternativa más que ellos para hacer el recorrido. Nuestro conductor era un chaval de unos 17 años que no paró hasta que adelantó al resto de carros a costa de ir como un loco e ir dando botes de bache en bache.
Hicimos varias paradas: unas antiguas stupas (no muy llamativas si ya has estado en Bagan) con un bonito Buda entre 4 columnas ahora totalmente al aire libre;

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Nanym, la torre inclinada (no tiene nada de nada) y sobre todo Bagaya Kyaung, el monasterio de teca, enclavado en un bonito lugar, donde pudimos ver como los niños recitaban la lección de memoria delante de su profesor-monje y el Maha Aungmye Bonzan, un antiguo monasterio real del siglo XIX que actualmente está abandonado.

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Cuando regresamos hasta el embarcadero, el mafioso de los carros pretendía que pagaramos más porque la visita duró más de una hora (ya se encargan de que siempre dure más de una hora), pero nos negamos en redondo, le dijimos que ya habíamos pagado y que era más que suficiente, el fulano se mosqueó pero nos dijo que hiciésemos lo que quisieramos. Un poco mosqueados por la mala fe del personal, cogimos la barca para el otro lado del río, donde nos esperaba nuestro conductor. Nuestra última visita del día fue Amarapura para ver el famoso puente U Bein, aunque la puesta de sol no iba a ser posible porque estaba nubladillo. La zona del puente está muy concurrida, con multitud de puestos de souvenirs y de comida, y el puente en sí es espectacular, larguísimo y lleno de gente caminando y sentada en él. Te lleva un buen rato recorrerlo de punta a punta, viendo a todo los paseantes, a los pescadores, a la gente sumergida en el río con redes intentando pescar… en fin, que es todo un microcosmos. Nos cruzamos con el matrimonio de Barcelona, sus 4 hijos y la novia canadiense y charlamos un rato con una niña birmana interesada en saber de donde eramos y que nos parecía Myanmar. Nos hinchamos a sacar fotos en el puente, lástima de las nubes, y con pena regresamos a la orilla.

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Le dijimos a nuestro conductor que en vez de dejarnos en el hotel nos dejara en el City Café porque queríamos tomarnos algo allí y después volver dando un paseo hasta el hotel. El hombre, muy amable, nos dijo que nos esperaba si queríamos, pero le dijimos que no era necesario, que volvíamos andando. Le pagamos lo que habímos acordado, nos tomamos una ensalada para cenar en el café y nos volvimos al hotel, de nuevo ya de noche.
De todo lo que vimos durante el día nos quedamos con la Mahamuni Paya y su Buda de oro y el puente U Bein, pero Inwa nos decepcionó un poco, tal vez porque después de Bagan no nos pareció gran cosa, por eso creo que es mejor ver Mandalay antes que Bagan. Al día siguiente no sabíamos que hacer, si coger el barco para ver Mingun o ver el palacio real. Lo consultaríamos con la almohada.

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